
Para que ningún estudiante se quede atrás en el logro de los aprendizajes, se requiere construir una escuela que valore la diversidad no como una dificultad sino como una oportunidad de enriquecimiento mutuo. Reconocer las inteligencias múltiples, los ritmos y estilos de aprendizaje diversos en un aula demanda una mediación docente estratégica.
El desafío educativo de la escuela para que ningún estudiante se quede atrás, requiere cuatro elementos:
El desafío educativo de la escuela para que ningún estudiante se quede atrás, requiere cuatro elementos:
- Altas expectativas del docente con relación a las posibilidades de aprender de los estudiantes, independientemente de su situación sociocultural.
- Un conocimiento sobre quiénes son nuestros estudiantes.
- Competencia y compromiso profesional docente.
- Un buen nivel de motivación por los estudiantes por aprender.
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algunas recomendaciones para tener alumnos con buen desempeño:
Refuérzalos positivamente: Les será muy difícil creer
en ellos mismos si no lo haces tú antes, por lo que además debes demostrárselo
con cierta frecuencia. Recuerda que son ellos el centro de su aprendizaje,
¡dales el protagonismo que se merecen!
Utiliza diferentes metodologías: Ya que no todos los
estudiantes responden de la misma forma, es importante ir mezclando la forma de
trabajar para que todos puedan disfrutar con aquello que más les gusta.
Actividades individuales, en equipo, investigaciones, juegos… ¡el límite lo
pone tu imaginación!
Da feedback a tus alumnos: Es muy importante que les
expliques dónde se han equivocado y cómo pueden mejorar para la siguiente
ocasión, o pueden sentirse perdidos y perder la motivación pronto.
No tengas miedo a innovar: Aprovecha la fascinación de
los más pequeños por las nuevas tecnologías y prueba diferentes herramientas
TIC en tus clases, adaptándolas a sus necesidades y al tema a tratar.
Sé creativo en el uso del espacio: Cambia el escenario
de vez en cuando, utilizando los diferentes espacios de la escuela o del
entorno (patio, parque, biblioteca…) o cambiando de orden el mobiliario pueden
ser geniales ideas para hacer las clases diferentes.
Marca objetivos alcanzables: Los retos que plantees
deben de ser lo suficientemente difíciles como para que requieran un esfuerzo
importante (¿conoces el término de ‘zona de confort’?), pero lo
suficientemente realistas como para que no acaben siempre en frustración.
Utiliza sus vivencias como recurso educativo: Relacionar
los contenidos con la experiencia de tus estudiantes les permitirá ver la
utilidad de lo que están aprendiendo, y les será mucho más sencillo retener los
conocimientos sobre ello.
Sé cercano y atento: Trata a cada estudiante de forma
personalizada, intentando dedicarles tiempo exclusivo para hablar con ellos
sobre temas académicos o extraescolares.
Ayúdales a superar la frustración: Tus estudiantes
necesitan apoyo para reconocer y superar la ansiedad y frustración. Por tu
parte, analiza y estudia sus diferentes capacidades y adapta las tareas a
ellas.
Haz de la curiosidad tu mejor herramienta: ¿Habías
pensado alguna vez en empezar todas tus clases con una pregunta que llame la
atención de tus estudiantes? Ésta es una forma de despertar su curiosidad por
el tema, pero seguro que puedes encontrar otras muchas adaptadas a sus
preferencias y características.
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